jueves, 23 de abril de 2009

Feliz día del idioma

Es un momento especial en Supercastellania, pues en memoria de los grandes escritores celebramos el día del libro y del idioma, veamos de Wikipedia lo siguiente:

La elección del día 23 de abril como del libro y del derecho de autor, procede de la coincidencia del fallecimiento de los escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega en la misma fecha en el año 1616, aunque realmente no fuese en el mismo día, debido a que la fecha de Shakespeare corresponde al calendario juliano, que sería el 3 de mayo del calendario gregoriano y que Cervantes falleció el 22, siendo enterrado el 23. También coincide con la fecha de nacimiento de William Wordsworth (1850) y fallecimiento de Josep Pla (1981). La propuesta fue presentada por la Unión Internacional de Editores a la Unesco, con el objetivo de fomentar la cultura y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor.

jueves, 16 de abril de 2009

Jenirée Fernández Morillo

ADVERTENCIA
Cuento basado en una realidad de Maracaibo, no todos los datos son fidedignos ni reales, la historia fue dramatizada y en muchos puntos fueron modificados por cuestiones literarias. La fuente de algunos datos fueron extraídas del diario Panorama. La intención es recrear la historia para aproximarnos a un hecho social repudiable como lo es el aborto y la actitud inmoral de un médico y una enfermera, es decir, retratar la falta de ética y escrúpulos de estos personajes. Cualquier  reclamo por favor indicar nombre y apellido, cédula de identidad, para verificación de datos y dar respuesta certera, todo en el marco de las libertades de expresión estipuladas por las leyes nacionales e internacionales.

Animación general de equipo editorial Supercastellania.



El día cuando Jenirée Fernández Morillo murió jamás imaginó que sería de lo que había su misma suegra, una enfermera profesional en ejercicio, sugerido. Y pensar que la muchachita sí que apreciaba a su suegrita. “No te preocupes mi vida, no eres la primera ni serás la última”, así la tranquilizaba. Por la mente de esta joven giraban miles de sueños y esperanzas, la vivacidad de sus ojos y expresiones risueñas eran sus eternas acompañantes. Estudiaba secretariado comercial en el liceo Jesús Enrique Lossada, donde luego egresaría para estudiar en la Universidad administración o algo parecido para darle muchas satisfacciones a su madre Lorenza.
En las tardes se iba a casa de una tía, quien atendía un salón de belleza, para ayudarla con los menesteres del manicure y pedicure muy a la moda con las uñas en gel, asimismo aprovechaba en secar cabello y una que otra limpieza de cutis, con lo cual ganaba honestamente lo necesario para una jovencita bonita y honesta de quince años.
Casualidad que un lunes por la tarde la tía había salido de emergencia a comprar unos enseres esenciales para su negocio, esa tarde Jenirée no encontraba qué hacer y decidió irse al Ciber café más cercano. Entre los piropos y halagos de Kelvin, dueño del local, colocó sus dedos bien cuidados con figuritas irreconocibles pero de hermosas combinaciones en azul y rosado sobre el teclado, cupido informático, diablillo de travesuras y flechas virtuales, para iniciar la sesión de mensajero en su cuenta de correo electrónico. Sus bucles se movieron al tiempo que con sus marrones ojos, apareció el dardo que dio a sus ojos ese soplo lacónico y rupestre de la pantalla del computador:
@ngel crazy1220 quiere ser su amigo y nuevo contacto, ¿desea agregarlo?
Meditabunda y encogida de hombros cerró sus ojos marrones para traer a colación aquella mañana en el liceo cuando entró en el pasillo de contabilidad y vio a ese joven alto, blanco, apuesto, quien con mirarla la hizo estremecer, el corazón le latía y la sonrisa traicionera le hizo la broma de corresponderle, al fin y al cabo quien podía correrle al amor en su línea de fuego. Sí, ese debe ser el Ángel loco a quien yo le di mi Messenger.
¿Cómo no lo iba aceptar? Ángel Iriarte Silva era ese muchacho con el que siempre había soñado, una dulzura tan sólo decía, su silencio y timidez falsas le daban una enigmática forma de ser que le hacían recordar las canciones de Sin Bandera. A la invitación del mesanjero aceptó y de inmediato comenzó a hablar o mejor dicho a chatear:
@ngel crazy1220 dice:
HOLA MI AMOR, SABES QUE PENSÉ, QUE NUNCA IBAS A AGREGARME A TUS CONTACTOS.
En el corazón de Jenirée había erupciones y le temblaban las manos.
@ngel crazy1220 dice:
Q PASO BABY, T COMIERON LAS TECLAS LOS RATONES.
Ella sonrió, por fin se decidió a escribir:
LA VIDA ES UN SUEÑO, HAY QUE APROVECHARLA AL MÁXIMO DICE:
Para nada, es que estaba ocupada investigando una tarea.
@ngel crazy1220 dice:
Q estudiosa y eso es lo que más me gusta, sabes, en estos días hay pocas muchachas serias y honestas y desde que te vi, sentí eso, tú me inspiras confianza, sabes, me gustas.
LA VIDA ES UN SUEÑO, HAY QUE APROVECHARLA AL MÁXIMO DICE:
Vas muy deprisa, tú me pareces muy lindo, algo tímido, pero también sincero. Más bien me asombro de lo lanzado que estás en el MSM.
@ngel crazy1220 dice:
Y cuéntame haz tenido novio, como han sido esas esperiencias.
LA VIDA ES UN SUEÑO, HAY QUE APROVECHARLA AL MÁXIMO DICE:
Bueno, es muy larga la historia, pero no hac mucho tiempo terminé con él, de hecho el fui mi pareja principal en mis quince. Lo quise mucho, pero lo dejé por celoso, era muy lindo, muy detallista, pero los celos lo acabaron todo.
@ngel crazy1220 dice:
X lo menos yo no sufro de eso, yo siempre pienzo q la confiansa es lo primero y los celos son falta de confiansa. Yo de hecho nunca he tenido una novia soy muy tímido, pero desde que te vi supe que eres la mujer de mi vida
.
LA VIDA ES UN SUEÑO, HAY QUE APROVECHARLA AL MÁXIMO DICE:
Tampoco exageres ni te pases de cursi, lo primero es lo primero y pienso que debemos conocernos, todavía no termino de asimilar la ruptura con mi novio y si te soy sincera aún siento algo por él.
@ngel crazy1220 dice:
Eso a mí me da más fuerza para luchar por ti, te demostraré que seré tuyo hasta que la muerte nos separe.
Jenirée sintió una punzada, seguramente alguna postura incorrecta frente al teclado y tantas veces que la profesora de comercio se los recordaba, “siéntense bien, ninguna secretaria puede estar en esa forma como ustedes lo hacen”, pero quien no iba a estar sentada así frente al monitor ante semejantes promesas de amor, era el primer muchacho quien se atrevía a tanto, algo le decía que Ángel Iriarte Silva era el hombre de su vida.
LA VIDA ES UN SUEÑO, HAY QUE APROVECHARLA AL MÁXIMO DICE:
Nos vemos mañana frente al liceo…
Ángel y Jenirée no durmieron en toda la noche cada uno soñando con el otro.
Janeth Coromoto Silva
Enfermera de 42 años, hija de Juana Silva y Manuel Bravo, quien nunca le quiso dar su apellido, pues murió pensando que ella no era su hija, por ello, desde que su mamá Juana la concibió, Manuel, furibundo, con los puños incendiados en odio, se despidió de su primera novia con un derechazo y un hasta nunca “puta rastrera”. La bebita que se concebía sintió las dentelladas de su creador, los odios inesperados que nunca quiso tener, heredó rabia, remordimiento, su madre la quería perder también, renegaba en las noches, la bebita sin saberlo sentía las lágrimas de su mami, y tan contenta que estaba por venir al mundo, la bebita claro está, pero sentía allá afuera que todos estaban tristes y molestos, ella sería una carga más, una hija sin padre y con dolores de vida sin haber nacido.
Año y medio había pasado de su encuentro frente al liceo y por todos lados se prodigaban amor, ya Jenirée había olvidado por completo a su ex-novio y entregado a cuerpo y alma a los detalles y sorpresas a las que Ángel la tenía acostumbrada, hasta un árbol cercano al ciber café sirvió para sellar su pacto de amor con un gigantesco corazón esculpido en medio del tronco. Janeth nunca le gustó esa tal Jenirée, le parecía de ese tipo de niñas resbalosas, quienes con sus atributos y cuerpecito de mujer querían amarrar a esos muchachos adinerados y con futuro, “no, mi hijo será un gran médico como su padre”. Sin duda Janeth estaba amargada, desdeñosa de los grandes amores, muy en el fondo se veía reflejada, dibujada en una caricatura de aquella bebita en el vientre que escapó a los tentáculos de una pinza y a los efectos del cytotex, que triunfó con la vida, aunque de grande su vida se pareciera más a la muerte.
La primera vez que se encontró frente a la casa de Jenirée sintió desprecio profundo, un asco indetenible que le carcomía el alma, de allí que siempre se excusara ante su hijo Ángel de no bajarse a saludar a su suegra Lorenza, ella tan sólo bajaba el vidrio del carro o tocaba la bocina en sustitución del abrazo o el beso en la mejilla muy de uso entre la gente.
A la señora Lorenza nunca le parecía esta actitud, con año y medio de noviazgo entre los muchachos, la madre del novio no se dignaba a pisar el suelo de su casa, no, Jenirée vas a tener que hablar con Ángel, eso no se hace, a mí no me cuadra, ¿te parece normal esto?
- No mami, la suegrita me quiere mucho, ella hasta me aconseja.
Madre es madre al fin, las corazonadas de Lorenza Morillo fueron ciertas, meses después Jenirée se hizo mártir, ejemplo para el escarmiento, de aquellas niñas que mueren producto de un mal moderno, colosal masacre humana que en el remordimiento de conciencias supera al holocausto alemán, invasiones bárbaras y muertes por hambre: El Aborto.
El aborto
¿Es como un veneno para ratas usado por la humanidad para justificar sus comportamientos bajos, sus comportamientos más bien de ratas? ¿Es una forma de justificar lo injustificable? ¿Con esto acabamos la vida de los niños no deseados productos del deseo o acabamos los deseos de los niños de la vida? ¿Prevenimos que niños se mueran de hambre y no pasen trabajo? ¿Una solución al problema o problema más a la solución? ¿Es borrar los errores no asumidos sin asumir que somos productos de ese mismo error? ¿Es negarle la posibilidad al genio de venir al mundo sin escribir poemas ni siquiera respirar o latir su corazón o es arrancarle el poema de las manos sin derecho al oxígeno y al sonido de sus versos?
El peor crimen del mundo es este, pues es condenar a un inocente sin haber cometido delito alguno, es crucificarle sin hacer nada, es atentar contra la vida misma como expresión de Dios. No bastarían fosas comunes, cementerios, mausoleos, criptas, en el mundo para calcular la cantidad de seres inocentes que mueren producto de esta práctica infame e impía, la más cruel de todas, porque es poner a pagar a otros las culpas propias, es más sencillo contar los granos de arena del planeta que los niños que mueren por aborto.
Janeth al enterarse del embarazo de la muchachita resbalosa, al monstruo de sus entrañas que muchas noches de sueño le restó, a la angustia de que la carrera pródiga de su hijo se fuera a la mierda, al que dirán sus familiares y, sobre todo, al triunfo de esa marginalita quien a punta de besos y atenciones le quería robar a su hijo, no dudó en sugestionar a los jóvenes desconcertados indicándoles que el aborto era la vía más expedita y segura para evitar dañarles el futuro, “ay mis hijos, se arruinarán la vida con un bebé, ustedes están muy jovencitos, primero hay que estudiar, sobre todo tú mija, tú sabes que yo te quiero mucho y lo mucho que aprecio a tu familia”.
- Y cómo es eso suegrita, a mí me da miedo, yo sé que mi mamá comprenderá.
- Verdad es, mamá, yo me casaría con ella, se hace el esfuerzo, eso del aborto es muy peligroso.
- Nada de eso, ustedes no saben de la vida, además yo soy enfermera y he visto tantas mujeres en eso que salen enteritas y hasta más sanas. Y me extraña de ti, Ángel, tú que deseas entrar en la Universidad del Zulia para estudiar medicina. Y no se preocupen, mi esposo y yo conocemos a fondo el mundo de la medicina, imagínense, él médico y yo enfermera. No hay porqué preocuparse, parecen bobos. Además, mija, no eres la primera ni serás la última.
Los dos jóvenes amantes ante tamaña amenaza no tenían otra opción que asentir y aceptar todo lo que Janeth sugería, ella era la sabia, la experta, inclusive sus años de madre y enfermera le concedían autoridad, sin sumar el manto encubridor del marido, también médico y director, dicho sea de paso, de un hospital, con todas estas razones los chicos quedaron inermes como el ser que en las entrañas de Jenirée comenzaba a crecer ansioso en razón de los planes de sus padres bisoños: “Si es niña le pondremos Janeth Lorenza y si es niño le pondré tu nombre mi amor”, decía ilusionada Jenirée, quien con la noticia de darle un hijo a su adorado Ángel la hacía sentir en el cielo, así como también responsable porque trabajaría horas extra con su tía para darle lo mejor a su hijo.
La semana después de la conversación con su suegrita, Jenirée se la pasó triste y deprimida, su sonrisa, sus bromas y sus cariños se habían esfumado, durante las noches lloraba, además que tenía igual número de días sin ver a Ángel. Qué desdicha para la joven. En la peluquería, su tía sí había notado el cambio.
- Ay China, vos sí estáis rara, contame, qué tenéis, por qué estáis tan triste.
- Nada, estoy peleada con Ángel.
Yo sí te decía que ese muchacho a mí no me gustaba para nada, tenía algo extraño, le decía una amiga a Jenirée cuando ésta le confesó su embarazo. Entre sollozos y lamentos, la amiga le imploró que tuviera la criatura, “nosotras te ayudamos, recogemos en el liceo, yo seré la madrina, no te preocupéis salimos adelante y dejas a ese bobo, gallo”.
La suegrita esa misma tarde llamó a Jenirée.
- Mija, ya contacté a una colega de mi esposo, trabaja en la clínica “Santísima Trinidad”, se llama Zoraida Huerta, ella es excelente, lleva años.
- Suegrita, ¿dónde queda eso?
- Por La Limpia, pero me esperas en Galerías para no levantar sospechas.
- Ok, suegrita, un beso, y Ángel…
La suegrita colgó. Ese fue el último día de Jenirée antes de su agonía.
Santísima trinidad
La sala de espera era fría y gris, vacía como un eco. Jenirée, angustiada, esperó a Janeth por más de una hora. Tocando las puertas de la muerte, alicaída, la bebé, desde lo más profundo de las entrañas, sonó su corazón en la conciencia de su mamá. Una lágrima brotó, y la púber madre decidida se levantó dispuesta a escapar y contarle todo a Lorenza, acabar con esa pesadilla y tener a su hijo… Total, si algo es tuyo volverá a ti… Yo sé que Ángel me ama y si es valiente vendrá conmigo… Yo no sé por qué me dejé envolver así.
- Adónde crees que vas, mija linda. Conoce a la doctora.
- Zoraida Huerta.
La muchacha estrechó la mano dura y asesina, cayó al suelo.
- Qué tienes, muchacha, vamos, reponte, que esto pasará rápido, como te dije no serás ni la primera ni la última, repuso la suegra.
- No he comido nada.
- Y no vaya a comer, necesito que esté en ayuno, apuntó la doctora.
- No te preocupes colega, yo le expliqué a la niña.
El Sol se ocultó. Las tres entraron al pabellón.
Agonía
Eran las once de la noche. El ventilador escupía fuego. Lorenza necesitaba beber agua, esa calor del demonio me va venir matando de un infarto, pero… Una línea de sangre que nacía en la habitación de sus hijas llamó su atención, un susto le arrebató en el pecho una punzada y como queriendo soñar y estar sólo en un mal momento siguió el hilo oscuro… pero el sudor le ardía en los ojos.
- Mi China, qué tenéis, qué te pasa, qué te hicieron.
- Ay mami, ay mami, me duele, me duele, esa es la regla que me llegó pero no entiendo.
Los sollozos y el temor levantaron entera a la familia Fernández Morillo, todos se fueron al hospital; Lorenza no lo podía creer, Jenirée parecía muerta en vida, pálida, desmayada… Apenas abría los ojos…
Y como va ser posible esto, si mi muchachita me lo cuenta todo, ay mi Dios, verla así me parte el alma, no puede ser, quién me le hizo esta maldad, yo sé que algo raro pasa aquí y nadie me lo quiere decir. Ay que dolor llevo en el alma, si algo me le pasa a mi niña, tan bonita, tan estudiosa, tan buena hija, me muero; no, no, yo creo que eso que le dio debe ser una apendicitis o un periodo descontrolado, roguemos a Dios porque no sea nada malo.
El médico apareció, espectro de pasos gruesos, semejante a la muerte en carne, el corazón de Lorenza masticaba un mal presagio, madre es madre al fin.
Ángel Alberto Morillo
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