martes, 31 de enero de 2012

Entre mujeres

Por Ángel Alberto Morillo

Una sala. En medio dos sillas. Una mesa con un florero. Entra mujer joven con lentes oscuros.

MUJER.- son las dos y media. Yo  creo que no vendrá. Es que ayer me lo dijo, pero yo no hice caso. Mi mamá siempre me lo decía, pero bueno, ya no es hora para arrepentimiento alguno. A lo hecho pecho. Son las dos y media, ¿será que vendrá?
ENTRA SEÑORA MÁS ADULTA.
 SEÑORA.- Mujer, y yo esperándote a vos. (La mira) ¿Y esos lentes, mi amor?
MUJER.- La chochera…
SEÑORA.- ¿Chochera? Querrás decir conjuntivitis, esa es la enfermedad de la conjuntiva, a menos que la enfermedad la tengáis en otra parte. Pero si ayer a vos no te picaba o ardía el ojo, en fin, apurate, apurate, ve que se nos hace tarde.
MUJER.- Es que estoy esperando a mamá.
SEÑORA.- ¿A tu mamá? Pero no crees que sea mejor evitar mayores.
MUJER.- Bueno, madre es madre.
SEÑORA.- Pero vos sabéis como es ella, muy nerviosa y si se entera, no te imagináis lo mal que va a estar. ¿pero decime algo, será que vos no estáis muy convencida?
MUJER.- Claro, yo dije que ni un golpe más.
SEÑORA.- Ay no, ay no, por tu tono yo te veo muy guabina.
MUJER.- No es eso, no es eso, pero debéis entender mi situación, no es fácil ser mujer, a mi edad y con cuatro niños, la situación se va tornar hasta peor.
SEÑORA.- ¿Vieja vos? Si sois una muchachita mujer, apenas contáis con 25 años, tenéis dos brazos fuertes, juventud, inteligencia, peor va a ser si un día de estos aparecéis muerta. Muerta si que no vas a poder hacer nada, pensaá en tus hijos. El callar es peor.
MUJER.- pero, pero, pero…
SEÑORA.- Pero nada mujer (Va a la mesita del florero, toma un periódico) nada más  te voy a recitar estos poemas: “Hombre mata a puñaladas a su mujer y después se ahorca”, “Hombre mata a hijos y a su pareja por celos”, “Marido celoso mata de un disparo a una mujer”… En fin, si te sigo leyendo la lista sería interminable, estas son víctimas del silencio, su amor les salió caro, reflexiona, mujer, eres muy joven, date la oportunidad.
MUJER.- Pero es que cuesta, no sabes lo duro que es, yo lo quiero.
SEÑORA.- Que lo quieres, ¿y quién te quiere a ti? Primero debes quererte a ti misma, fíjate, mujer, (saca un espejo) mírate, te estás viendo, eres muy bela, tú eres la más hermosa creación de Dios, eres una diosa pues sin ti, mujer, no hay vida, gracias a nuestro vientre la vida es posible, somos la tierra fértil, somos la madre, la vida misma, madre solo hay una, así que déjate de tontería y comienza a quererte.
LA SEÑORA COMIENZA A ARREGLARLA A MAQUILLARLA, AL MISMO TIEMPO SUENA LA CANCIÓN DE THALÍA “EQUIVOCADA”.

MUJER.- ¿De verdad soy yo? No, no, no, esa no soy yo.
SEÑORA.- Claro mujer, esa eres tú y ningún hombre debe ser tal si golpea o hiere a una mujer; es hora de darte tu puesto, es hora de pensar en tus hijos, es hora de pensar en ti misma.
MUJER.- Pero me da miedo, mucho miedo.
SEÑORA.- No te preocupes, la ley y la Constitución nos protegen, nos amparan, la decisión la tienes en tus manos. (Suena la puerta).
MUJER.- Ay  Dios Santo y si es él…
SEÑORA.- ¿Cuál es el miedo? Tú date tu puesto, tú eres tan igual como él, jamás debes dejarte pisotear y menos por un patán como ese.
MUJER.- No, no, con tan solo pensarlo me da pánico.
SEÑORA.- Ya basta, no te atormentes, además aquí estoy yo, estoy para servirte y ayudarte, para eso somos amigas. (Se dirige y abre la puerta.)
ENTRAN SEÑORA Y MAMÁ.
MUJER.- (Suspirando) Mamá, menos mal. Te estaba esperando.
MAMÁ.-  Ay hija mía, Dios te bendiga… pero qué hermosa estás.
SEÑORA.- Un cariñito qué le hice.
MAMÁ.-  ¿y para dónde vas?
MUJER.- Al colegio, hoy entregan los boletines.
MAMÁ.-  ¿Colegio? Hum más bien deberías ir a otra parte…
MUJER.- Pero mamá, no me crees.
MAMÁ.-  Lo sé todo, hija, estoy dispuesta ayudarte, tú eres la luz de mis ojos, no quiero que pasases por lo que yo pasé.
MUJER.- Pero mamá…
SEÑORA.- Mamá nada, ella también nos ayudará, y que bueno que eso pase, pues lamentablemente muchas madres son celestinas, alcahuetas de sus yernos, y no hay nada peor que hacerse la vista gorda; digna esta madre, que hoy te da su mano. De verdad esto me das más razones para que cambies tu vida, además quien dijo que para ser feliz hay que depender de un hombre.
MAMÁ.-  Así es, si yo hubiese querido a mi misma, quizá mi historia fuese distinta.
SEÑORA.- Mujeres, ya es hora, no perdamos tiempo, es cuestión de dignidad, vamos, la victoria es nuestra.
MAMÁ.- Definitivamente, los tiempos son otros, gracias a Dios muchas estamos abriendo los ojos, no hay peor ciego…
MUJER.- (Tomando el espejo) Por mis hijos, por mí, sobre todo por mí, a partir de hoy seré una mujer nueva y no habrá nadie que se interponga, es hora de darme mi puesto.

SALEN.