En el escenario un cepillo y rastrillo. Un perro amarrado a un tubo. Sale Casimira.
Casimira.- Ay Dios, y la gente de por estos lados no ha salío aún, tan madrugada que es, las estrellas están bajiticas, como si del cielo se fueran a caer. Yo mientras, cojo esta escobita pa barrer aquí donde voy a montar el ranchito. Ay esta perrita, yo no le echao agüita y tanto que me ha cuidao el peacito de terreno… (Barre)
(ENTRAN JOSÉ Y MARÍA)
José.- Muy buenos días, señora. Me dijeron que aquí es donde están los terrenitos para hacer las casitas, me podría decir con quien pudiera conversar. Es que mi esposa y yo estamos esperando y queremos que nuestro hijo nazca bajo un techo.
Casimira.- Ay Dios, mijo, tronco e broma te echaste, tan jovencitos, pudiendo disfrutá de la vida. Yo aquí con esta perra, aún estamos esperando que aparezca el dueño de los terrenos, sin embargo, si no aparece, yo misma haré mi ranchito. Una casita es bien difícil encontrarla baratica, los dueños de terrenos se creen que somos ricos como ellos, pretenden cobrarnos muchos cobres por esto, y lleno de monte. Pero no me creáis por ahí dicen que esto será una urbanización, se llamará El Gaitero.
José.- Pero quién vende los terrenitos.
Casimira.- El doctor Amado Rincón. El dice que con una empresa que se llama icotea, incoeta, incoeca, no sé cómo carrizo es, hará las casitas.
José.- Me parece muy bien, verdad, mi amor.
Casimira.- Qué muchacha tan bonita, hasta te parecéis a
María.- Tanto gusto conocerla, yo soy María y el José. Venimos desde Colombia, porque allá la cosa se nos puso dura. Estoy apurada, no tenemos familia, ni a nadie, ayúdenos para encontrar un sitio donde este bebé pueda nacer.
Casimira.- Ay Dios, mija, como no, yo soy Casimira Piña, ya ven que tengo un ojo clínico, tengo ante mis ojos a la propia María y el propio José, bendito sea el señor. Bueno, vayan rapidito a la caseta y hablen con el señor Carlos García o con William Zerpa
María.- Muchas gracias, señora Casimira.
(Salen y queda Casimira.)
Casimira.- Pobre criaturita, venir al mundo sin techo, sin nada. Y ver cómo la gente rica se gasta millones en vestidos, perfumes y lujos. Ahora más, la gente no ve las navidades como momento de reflexión, de compartir, al contrario, es la oportunidad para despilfarrar, de pensar sólo en sí mismos, en que si mis estrenos, que si mi casa pintada, que si mis regalos, que si mi familia, y todo mi, mi, mi, mi, pero no vemos al lado, no vemos el sufrimiento ajeno. Y mira a esta María y José, igualitos a los de
Escena 2
Amado Rincón.- Con que esta gentuza quiere invadir mis terrenos que yo con tanto esfuerzo y trabajo he obtenido. Mal agradecidos, chusma al fin, mis colegas sí que me lo decían: “No hagas negocio con ese tipo de gente, siempre andan pidiendo, mendingando, no tienen dinero”. Y así es, el que no tenga plata, no tiene casa. Así de sencillo. Esta urbanización será la de más alto caché, la de más gran prestigio. No entiendo por qué estos invasores, marginales desean quitarme lo mío, mi propiedad privada.
Casimira.- Pero su propiedad privada, priva a muchos niños pobres.
Amado Rincón.- bah, y a mí eso qué me importa, para eso está el gobierno. Yo no soy monjita de la caridad, a mí sólo me importan mis intereses, mi capital invertido. Ustedes que son unos flojos, que no estudiaron, que no trabajan duro, que les gusta lo fácil.
Casimira.- ¿Flojos? No sea cínico señor. Bien que muchos nos fregamos en esas empresas que ustedes montaron en esto que ustedes llaman zona industrial y nos pagan una miseria, nos explotan, se hacen ricos y poderosos a costa de nuestro sudor. Dedicamos toda una vida a sus “prósperas” empresas y con qué nos salen, con ingratitud, con liquidaciones chimbas, donde nos roban casi toda la platica. No cancelan seguro social aunque sí lo descuentan, nos cobran ley de política pero no la cancelan, no ve acaso por qué carajo debemos estar tomando estos terrenos, pues más ladrones e invasores son ustedes los ricos, que además de dinero, nos roban tiempo, vida y salud. Y tiene a todas estas los tupés de denigrarnos, dígame usted cómo iba estar con mis hijos mientras trabajaba inclusive horas extra, o estaba con ellos mientras morían de hambre o me dejaba explotar, yo opté por lo segundo. Y ver que ni en navidad se les conduele el alma, son unos herodes, mata niños, no ve que aquí muchos niños y niñas necesitan una casa en navidad, así sea de cartón.
Amado Rincón.- Ya basta señora, de esos discursos marxistas-comunistas. Por personas como usted perdemos la democracia y libertad, este país prospera gracias a mi inversión. Sin nuestro dinero ustedes no tuvieran cómo matarse el hambre, por eso digo, ustedes son malagradecidos, flojos, quieren lo poquito para ustedes. Fregado fue
Casimira.- Los mismos gobiernos donde ustedes ponen ministros, tienen canales de televisión, donde acceden a todos los privilegios, donde les dan los mejores créditos, donde manejan las instituciones del Estado gracias a su poder e influencia. Sí, es verdad, yo no soy estudiada, pero tengo corazón, conciencia, soy una humana, soy madre, ciudadana, sabe de donde soy graduada, de la “ilustre” Universidad de
Amado Rincón.- Más respeto señora, ¿por qué mejor no se calla?
Casimira.- Ay Dios, cómo le duele la verdad, por eso la prepotencia, la majestad que los cobres le confieren, los hacen creerse dueños del mundo, pero ya verá como el mundo va ponerse al revés.
Amado Rincón.- No me haga reir, nada ni nadie nos quitará privilegios, somos superiores porque lo hemos querido así, porque nos esforzamos y trabajamos, no nos aprovechamos de los demás, ni mucho menos invadimos terrenos ajenos.
Casimira.- ¿Terrenos ajenos? Será terrenos ejidos, porque que yo sepa usted lo que es tremendo estafador. O es que acaso se le olvidó la peleíta con Luis Hómez que en paz descanse, donde usted y que iba hacer una urbanización llamada El Gaitero. Dígame, ahora quiere con nosotras hacer lo mismo, ladrón, vivo, politiquero, embustero…El pueblo no olvida y es sabio, así que a otro perro con ese güeso. Usted todavía anda reclamando en el famoso barrio El Gaitero, derechos de propiedad, ha demandado a unos cuantos y ha embargado a una familia. ¿Dónde tiene la conciencia usted?
Amado Rincón.- Ah con qué esas tenemos, ya de inmediato voy a buscar la policía. (Sale)
Casimira.- Va pues este si es apretao, no le gustó oir la purita verdad. Esta gente sí se tarda, yo aquí esperando y nada que llegan, pero a ver esos no son María y José. Ay Dios, mis muchachitos, cuéntenme, ¿cómo les fue?
José.- Por ahí pasó un señor bravísimo, nos insultó y dijo que nos sacaría a punta de pistola.
Casimira.-No le paren, ese es un loco, un ladronzuelo, explotador de hombres.
María.- Cómo así señora Casilda, no entiendo nada.
Casimira.- Ay Dios mija, cosas de vieja. Cuéntenme qué les dijo el señor Carlos.
José.- Nos trató muy bien, nos recomendó que nos quedáramos esperando aquí, por allí vendrán unos señores que según él nos ayudarán con lo de las casitas.
Casimira.- Qué bueno mijo; pero mira si ahí vienen mis dos sobrinas, tan bellacas las muchachas, vienen como azoradas.
Niña 1: Buenos días, ¿usted es María?
María.- Sí, mucho gusto pequeña.
Niña 1: Bendita usted entre todas las mujeres, pues la criatura que lleva en el vientre es un milagro de la vida.
Niña 2: Pues cada niño y niña que viene al mundo, son milagros de Dios, mas este que hoy no tiene techo, no tiene clínica ni hospital, no tiene nada, es bendito entre todos.
Casimira.- Ay Dios, estas muchachitas son unas inventoras. ¿Y esos trajes de pastoras?
Niña 1: Son para una obra que la maestra nos colocó.
Niña 2: No ve que mañana es la noche de navidad.
María.- Qué tristeza y no tenemos dónde pasarla.
José.- Vaya que sí es verdad y a ti que te falta poquito por dar a luz.
Niña 1: No desfallezcáis María, ese niño o niña que lleváis en las entrañas dará luz a estas tinieblas.
Niña 2: Luchará por los pobres y excluidos.
(Entra Joven 3)
Joven 3: Niña, cállate, por favor, deja de repetirle el guion a todo el que ves. Qué zancudera, que hediondez y es en estos ranchos donde vamos a hacer el pesebre. Como lo decía mi profe de religión era mejor en la iglesia, y con los malandros que pueda haber en esta invasión marginal.
Niña 2: Qué niña tan pesada.
Niña 1: Y sifrinonga.
Casimira.- Déjenla, pobre muchachita, es producto de lo que ve y escucha en la televisión, radio y cine. Porque apuesto que no sabe cuál es el sentido de la navidad.
Niña 1: Ni la tabla de multiplicar, ni leer, ni escribir…
Niña 2: Ni dibujar.
Joven 3: Envidiosas, enanitas, envidiosas, porque yo soy el ángel y ustedes pastoras, hasta en eso las supero.
María.- Pero mamita, tú no crees que si estamos en navidad, la mejor forma de pasarla es compartiendo.
Casimira.- Ay Dios criaturita, tan jovencita y con esos pensamientos. No te preocupéis que para esta navidad el niño dios te tiene una sorpresa, ya vais a ver.
Joven 3: Por su puesto, señora Casimira, mi papá ya me compró la laptop con Internet incorporado, que más sorpresa que esa.
José.- No chamita, lo que te habla Casimira es que tu papá y mamá también se vendrán a vivir a esta invasión, pues un señor muy poderoso llamado Amado Rincón le embargó su casita por una deuda.
Joven 3: Usted está bromeando, verdad.
Casimira.- Así como lo oíste. Y dale gracias a Dios que están vivos, porque ninguno estuviera aquí de no haber sido por la mismísima influencia de Dios.
Niña 2: No te preocupes, no todo en la vida es dinero. Las navidades se pasan mejor en familia, con tus amigos.
María.- Y hablando de amigos ahí vienen unos.
Casimira.- Ah negro Miguel, tú por aquí.
Miguel.- Ña Casimira, dichosos los ojos, es que estoy invitado para hacer un toque por aquí, para darle alegría a la gente de estas casas grandes, grandes en amor y atenciones:
Esta casa es grande (Bis)
Tiene cuatro esquinas
Y en el techo tiene
Rosas clavelinas.
Casimira.- Favor que nos hace don Miguel. Le presento dos amigos, María y José.
Miguel.- Mucho gusto, no seré el arcángel Gabriel, pero soy el arcángel Miguel, ¿listo para el pesebre?
María.- El placer es nuestro.
José.- Que buena gente hay por estos lados.
Casimira.- Eso es lo que sobra, no tendremos pa las hallacas, ni para el pan de jamón, ni para los regalos, pero entre los pobres lo que sobra es el amor.
Niña 2: Y por eso nuestro señor Jesucristo quiso nacer entre los pobres.
Niña 1: En un pesebre.
Miguel.- Lleno de pupú de gallina, con una mula y un buey a los costaos y alrededor pastorcitos y pastorcitas.
Casimira.- Y hablando de pastores ahí vienen unos, y la jefa mayor es Ledys.
Ledys.- Buenas, buenas, como que llegué a buena hora.
Niña 2: Ay Tía tenéis que echarle más agua a la sopa.
Casimira.- Sí mija en eso mismo estaba pensando pero no están las ollas.
Ledys.- No hay problema, cualquier pote sirve de olleta pues nada se escapa con la navidad.
Niña 1: Señor Miguel y por qué no ensayamos y montamos aquí el pesebre viviente.
Miguel.- Verdad que tenéis razón, bueno ustedes de pastores, tú Ledys de Buey, no mentira, tú eres pastora. Ustedes ya saben quiénes son, está de más decirlo. Usted doña Casimira la mula… En serio… No mentira será otra pastora (Empieza a incorporar elementos y gente, improvisa)
(Entra Amado Rincón… Lanza disparos, acompañado de un policía y una fiscal)
Amado Rincón.- Espero no haberles arruinado la fiesta a los invasores de oficio. Cumplo con informarles que no pueden ocupar los terrenos que son de mi propiedad. Es doloroso, feliz navidad, tan, tan…
Casimira.- Ahora sí que usted perdió la cabeza, no ve a esta gente, no ve al pueblo reunido en torno al pesebre, aquí llegará la navidad, llegará el niño dios, llegará la niña de la luz, llegará el mesías, el hijo del obrero, la hija de la costurera, los hijos y las hijas de la miseria, dichosos nosotros los pobres, que de nosotros es el reino de los cielos. No toque a esta gente doctor Amado.
Amado Rincón.- Nadie me dice lo que tengo que hacer, soy libre y hago lo que me da la gana. Ordenaré a la fiscal del Ministerio público y daré orden a este policía para que tumben estos ranchos.
Policía.- Usted ordene patrón, que cansao estoy de tumbar estos ranchos, ya tengo todo un negocio con esto… Arranquen pues, camina la burra, antes que les caiga a plomo parejo.
José.- No ve que hay niños y mujeres embarazadas.
Miguel.- Primero te la tendrás que ver con nosotros polizonte.
Fiscal.- Calma señores, cordura, procedo primero a examinar el caso y por lo visto sí hay niños y niñas en necesidad, y primero es la vivienda para ellos, señor Amado, así que declaro estos terrenos propiedad social de los niños y niñas del sector.
Casimira.- Ay Señorita, de verdad usted es el ángel que ha anunciado la buena nueva para los pobres y excluídos.
Policía.- Yo como que también me dejo de esos abusos, con las cosas de Dios no me meto, bicho, cuidao y si me castiga por maluco y mala gente. Es verdad señor Amado esta gente no tiene dónde pasar las navidades, ni mucho menos la vida. Deles abrigo.
Amado Rincón.- De ninguna manera esta es mi propiedad privada, la cual adquirí legítimamente. Usted, fiscal, déjese de sentimentalismos cursis y proceda.
Fiscal.- Doctor Rincón, usted es acaso de piedra, toda regla tiene una excepción, por lo tanto, es improcedente lo que usted pide.
(La gente celebra.)
Fiscal.- Declaro esta zona libre para construir hogares llenos de esperanza y de alegría, así que buenos amigos y amigas a celebrar
(Amado sale furioso. Todos arman el pesebre viviente, como lo había planeado Miguel. Una vez ordenados los actores, los músicos comienzan a cantar bajo la dirección de Miguel, en un espacio de la música, por arte de magia, solo se escucha el cuatro, con ritmo de noche de paz, y aparece un ángel.)
Ángel.- Amados hermanos y hermanas de El Gaitero. Escuchen con atención, que este ser que llevo en brazos simboliza al amor y a la vida, y de ambos elementos Dios es autor, llevando la luz a los que necesitan. Dios es claro y justo, por ello siempre estará con ustedes, entre las casitas de estero y palo, entre la maleza y el polvo, entre la ropa humilde y los pies descalzos, pues al mundo venimos sin nada y de este nos vamos sin llevarnos nada. Así que no te aflijas, no te sientas mal por no tener nada, todo te será dado por añadidura si en tu misericordia y amor lo buscas sin esperar a cambio nada. Saca de tu corazón toda ambición, pero tampoco te conformes, lucha por ser mejor desde lo que el Señor te ha dado, comparte así sea tú única vestidura, no te apegues a lo terrenal, porque nada en la vida es eterno, sólo el alma lo es como viva expresión de Dios y del amor. Ama, sencillamente ama, ama tu vida como un don precioso, como un tesoro que tienes que cuidar, aunque no dudes en entregarlo por salvar otra vida. Debes amar a la señora que por no tener dinero le cancelan su servicio eléctrico, a ese que anda en autobús, a ese que compra en la bodeguita de la esquina, a ese que hace cola en el mercado, a ese que por no tener padre y madre se hace adicto, a ese que por ser maltratado se hizo rebelde, a esos es que deben amar, por esos Cristo dio su vida, dio su fortuna, dio su tesoro. Olviden sus mezquinos deseos, sus pobrezas espirituales, libérense de esas ataduras y digan sí a la vida, digan no a la muerte. El nacimiento de Dios es la fiesta más esperada por todos, es un momento especial, ¿y por qué? Porque rendimos honores a la vida, a la vida que se manifiesta en Jesús, en el nacimiento de un Rey, que dejó la cuna de oro y su opción fueron los pobres del pesebre. Hoy, hermanos y hermanas, de este terruño que se llama El Gaitero, sientan que sus hogares, sus casas, son el pesebre, allí es donde nació Cristo. Ábran pues sus puertas y dejen entrar la vida, dejen entrar a esos niños Jesús descalzos, sin juguetes, con las caras sucias, esos niños Jesús que limpian zapatos y arruman cajas en el mercado, a esos niños Jesús que nacen sin padre y madre, a esos niños Jesús que tienen sida víctimas de algo que no quisieron, de esos niños Jesús que no tienen una hallaca, ni siquiera un plato, acuérdense, abran las puertas de sus casas, de sus corazones, no vaya ser tarde y se den cuenta luego de que ese niño vino y murió en sus manos. Que el señor los haga buena nueva y el dios de la vida los bendiga siempre…
(Sale el ángel.)
Casimira.- Qué buena actriz esa muchacha y alguien sabe quién es.
Niña 1.- Yo no sé tía, yo pensé que tú la habías traído.
Niña 2.- Y a mí tampoco, yo también pensé que era amiga suya tía.
Miguel.- Quizá es una nueva vecina, uno nunca sabe.
Casimira.- Y adónde se metió, se esfumo como la brisa.
Ledys.- Verdad que sí, parecía un ángel.
Casimira.- Ay Dios, qué mágica y bella esta madrugada, yo sí decía que las estrellas estaban bajiticas.
José.- Por eso digo que Dios tiene sus misterios.
María.- ¿Misterios? Dolores son los que tengo, no aguanto. Ya rompí fuente.
Casimira.- Jesús, María y José… si estos mismos son, vengan por acá…
Miguel.- Mientras nosotros nos lanzamos unos canticos.
(El conjunto canta, pasan unos minutos, sale Casimira.)
Casimira.- Aleluya, aleluya, alégrense, paz a los hombres y mujeres de buena voluntad… Es una niña, grandota, gigante diría yo, pero bella, ¡¡¡¡¡¡qué más pesebre viviente queremos¡¡¡¡¡¡¡
(Suena una música, aparece María y José con la niña en brazos, una música de fondo, la fiscal, policía y Miguel de reyes, las niñitas de pastoras con una bandera de Venezuela, Ledys se inclina, la joven de ángel).
FIN