Corazón de hierro aprendimos contigo
parónima ave del sabor y saber
con tu pluma libre enseñaste a ser
del aula hermoso jardín de amigos.
En tu humor y magistral dulzura
Abriste la puerta de la razón
que en latidos fuertes del corazón
nos dejaste el amor por la lectura.
De Dios fuiste primero servidor
consagrándote luego de por vida
a la sagrada labor de educador.
Satisfacción de labor hoy cumplida
caminas el redil del esplendor
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