martes, 3 de marzo de 2009

Mejore su expresión

Para nuestros asiduos lectores, he aquí un nuevo reporte de nuestro egregio amigo Tito Balza.
Tito Balza Santaella
Miembro Correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua

UNO O UNA
XI.- Para nombrarnos de una manera indeterminada, los hombres decimos uno: Uno no sabe cuánto vale algo hasta que lo pierde: Uno no debe preguntar por lo que no le corresponde; pero las damas deben tener cuidado al usar este pronombre indefinido, pues ellas deben unas veces decir uno y en otras circunstancias decir una. Deben decir uno cuando se refieran a acciones que pertenezcan indistintamente al hombre y a la mujer. Una profesora dirá, por ejemplo: A uno las buenas lecturas lo enriquecen, porque las buenas lecturas son enriquecedoras tanto para el hombre como para la mujer; Uno aprende con la edad y las experiencias, porque en efecto así sucede con la mujer como con el hombre. Pero al tratarse de algo exclusivamente femenino, la dama debe decir una, por ejemplo: Cuando una está encinta, no debe hacer ejercicios violentos; A una le gusta que su marido la trate siempre con cortesía y delicadeza.

No observar esta sencilla norma de la lengua, puede conducir a las damas a caer en impropiedades reñidas con el bien decir.

BAUTIZO
XII.- Es frecuente la circunstancia de que escritores, instituciones y editoriales inviten a bautizos de libros y que, en los ambientes sociales, igualmente, los habitantes y dueños inviten al bautizo de flamantes casas o quintas. En propiedad, sólo las personas se bautizan. El bautizo, como bien se sabe, es el ‘primero de los sacramentos de la iglesia, con el cual se da el ser de gracia y el carácter de cristianos’, y bautizar, voz que proviene del latín baptizare, es el acto de ‘administrar el sacramento del bautizo’. Un libro se presenta a luz pública y a la consideración de críticos y entendidos. Es ‘éste el verdadero significado del acto. Avisar, dar cuenta de que el libro ha salido, ha sido editado, y exponerlo a la lectura y consideración, a la sanción, aprobación o rechazo de los conocedores. Si se quiere hacer vinculación con el acto bautismal, por el hecho de que se humedezca el libro con champaña o alguna otra bebida (baptizare es ‘zambullir, batear’) o por el simbolismo de que el libro ingresa al mundo, al cuerpo bibliográfico, como el bautizado entra a formar parte del cuerpo de Cristo (1º A los corintios 12:13), o por la presencia de un sacerdote, creo que debe preferirse la expresión bendecir el libro, con el sentido de invocar el favor, la protección divina, la suerte y la prosperidad para la obra, que es trabajo del hombre y aspira a tener aceptación, difusión y hasta éxito comercial. Según este mismo razonamiento una casa se bendice, no se bautiza.

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