jueves, 4 de junio de 2009

Mejore su expresión

Tito Balza Santaella

Miembro Correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua



XII.- Es frecuente la circunstancia de que escritores, instituciones y editoriales inviten a bautizos de libros y que, en los ambientes sociales, igualmente, los habitantes y dueños inviten al bautizo de flamantes casas o quintas. En propiedad, sólo las personas se bautizan. El bautizo, como bien se sabe, es el ‘primero de los sacramentos de la iglesia, con el cual se da el ser de gracia y el carácter de cristianos’, y bautizar, voz que proviene del latín baptizare, es el acto de ‘administrar el sacramento del bautizo’. Un libro se presenta a luz pública y a la consideración de críticos y entendidos. Es ‘éste el verdadero significado del acto. Avisar, dar cuenta de que el libro ha salido, ha sido editado, y exponerlo a la lectura y consideración, a la sanción, aprobación o rechazo de los conocedores. Si se quiere hacer vinculación con el acto bautismal, por el hecho de que se humedezca el libro con champaña o alguna otra bebida (baptizare es ‘zambullir, batear’) o por el simbolismo de que el libro ingresa al mundo, al cuerpo bibliográfico, como el bautizado entra a formar parte del cuerpo de Cristo (1º A los corintios 12:13), o por la presencia de un sacerdote, creo que debe preferirse la expresión bendecir el libro, con el sentido de invocar el favor, la protección divina, la suerte y la prosperidad para la obra, que es trabajo del hombre y aspira a tener aceptación, difusión y hasta éxito comercial. Según este mismo razonamiento una casa se bendice, no se bautiza.

XIII.- No debe confundirse descendencia con ascendencia. Hablando de un individuo, su descendencia está formada por las personas que de él se originan: hijos, nietos, bisnietos, tataranietos…; y su ascendencia, por sus padres y abuelos, por su casta, estirpe y origen. Es propio decir: “Fulano es de ascendencia gallega”, “ La niña tiene los ojos rasgados porque es de ascendencia china”; pero no como oímos frecuentemente: “Fulano es de descendencia gallega”, “La niña tiene los ojos rasgados porque es descendencia china”. Se da una extraña confusión entre dos voces que son antónimas, es decir, de significaciones contrarias.

Pero no muere aquí la mala suerte de ascendencia. También se la confunde con ascendiente, que es su sinónima cuando significa ‘padre, madre o cualquiera de los abuelos de quien desciende una persona’; pero totalmente diferente si tiene la acepción de ‘predominio moral o influencia’, alcance semántico que no cubre ascendencia. Sin embargo, en los ambientes políticos y laborales se oye con frecuencia: “El doctor tiene mucha ascendencia sobre los trabajadores”; “Pedro tiene mucha ascendencia política”; “Un buen maestro logra gran ascendencia sobre sus discípulos”. En estos casos, la voz exacta es ascendiente: “El doctor tiene mucho ascendiente sobre los trabajadores”; “Pedro tiene mucho ascendiente político”; “Un buen maestro logra gran ascendiente sobre sus discípulos”.

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