Por Obed Vizcaíno Nájera
Ruego al viento que no se robe mis suspiros,
que tienen su destino en vos,
mujer de mis sueños más profundos.
Te amé desde el mismo instante que te conocí,
magia de ese primer encuentro que supo captar
el preciso momento de tu metamorfosis
de niña a la mujer que me cautivó.
Tus ojos prendieron el amor en mi corazón,
ellos dieron calor y abrigo a nuestros sentimientos.
Si, es verdad, estuve enamorado de otras,
fueron mujeres buenas y especiales,
que quedaron prendidas inevitablemente
a mis recuerdos más hermosos.
Me enseñaron a amar con sinceridad,
con dulzura, pasión,
ternura y respeto.
Con ellas anhelé sueños inconclusos,
contigo construí posibilidades y realidades.
Ellas, me enseñaron a amar y a soñar.
vos me acompañaste a construir
el mundo de lo posible.
Otras no me amaron menos que vos,
yo te amé más que a ellas.
Con vos tuve dos hijos,
con ellas los desee.
En ocasiones he olvidado el nombre
de alguna de esas mujeres que me amaron,
tu nombre lo pronuncio a cada instante.
No me acuerdo del tono de voz de alguna de ellas,
sin embargo sé de memoria los latidos de tu corazón.
Por eso pido al viento que no arrastre mis suspiros,
que permita que lleguen al lugar de tus deseos,
para poder conjugar en la brisa la fuerza
del amor que siento cada día por vos.
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