domingo, 22 de noviembre de 2009

Poesía de Sucesos

“Ya maté a tus hijos; ven a buscarlos ya”: drama en Machiques

Texto: L. Argüelles/ E. Riera

Fuente: Diario Panorama, 10/11/2009

“Te dije que si no volvías los iba a asesinar a los dos. Ya maté a tus hijos, ven a buscarlos ya”, le escribió en un mensaje de texto Edward Miguel Bertel a su esposa María Filiberta Vílchez, minutos después de dispararles con una escopeta a sus hijos Jesús Miguel y a Silvia Bertel Vílchez, de ocho y cuatro años.

El pasado domingo, en la cooperativa La Virtud, en la avenida principal de San José de Perijá, Edward asesinó a sus dos hijos, le prendió fuego al local y se suicidó.

Cuando comenzó a recibir los mensajes, cerca de la 10:45 am del pasado domingo, María Filiberta regresaba del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) de Las Piedras, donde estaba recluida desde el sábado, tras intentar suicidarse consumiendo varias pastillas antidepresivas.

La mujer junto con sus hermanos corrió hasta la cooperativa y encontró la pieza en llamas. Entre todos rompieron la puerta y al ingresar hallaron los 3 cadáveres, tiroteados y carbonizados.

La policía científica de Machiques reveló que el hombre asesinó a sus hijos por celos con su esposa. Los golpeó. Tomó la escopeta y le disparó a su hijo Jesús en la nuca y cuando Silvia trató de correr le propinó un tiro en la espalda.

Un menor que habita a pocos metros de la cooperativa presenció, desde una ventana, parte de lo ocurrido: “Él (Edward) los mató, los cargó y los acostó en la cama. Buscó una pimpina y les prendió fuego, se sentó un lado y se disparó”.

Familiares de la pareja presumen que el hombre tenía planeado matarlos a todos y hasta había amenazado a su esposa. “Edward llamó a su hermano Ángel la noche del sábado, le dijo que fuera a buscar a ‘Fili’ (María Filiberta) y que se la llevara a la casa, que faltaba ella para que de nuevo estuvieran completos”, declaró Carmen Bertel, una de los cuatro hermanos de Edward.

La hermana del homicida suicida indicó que Filiberto y Edward parecían una pareja muy unida. “Siempre andaban juntos. Pensamos que era una relación ejemplar. Hace unas semanas escuché comentarios de los vecinos. Ellos decían que él la maltrataba”, comentó.

“Me acerqué a la casa de la familia de mi cuñada y le pregunté que si era verdad que mi hermano la maltrataba y ella siempre lo negó, decía que todo estaba bien. Que él había cambiado mucho desde que asistía a una iglesia evangélica”, relató Carmen.

“Edward hasta me escribía mensajes del Evangelio y me recalcaba que le daba gracias a Dios por tener a su familia. Nunca nos imaginamos está pesadilla ni que mi hermano fuera capaz de quitarle la vida a mis sobrinitos. Siento un gran dolor y vergüenza por lo que hizo Edward”.

María Filiberta estaba sedada y sentada a un lado de las urnas blancas de sus niños. Ayer, mientras eran enterrados, comenzó a llover en Machiques. La gente aseguraba: “El cielo está llorando por la muerte de estos dos angelitos”.

Dos inocentes

El diablo se soltó

Otello poseído

A dos niños se llevó.

Las caritas de espanto

Ante las bocas de fuego

Rogaron, rogaron

Rogaron a Dios.

Ay bendición sagrada

Tragedia de celos hambrientos

Arrancaron de cuajo la vida

Un padre loco,

Loco de ira

A sus dos hijos tomó de la mano

(La gasolina y los fósforos

Amantes hasta morir

Testigos fueron)

Un viento frío

Roncó en sus caras angélicas

Desde su soledad la madre agoniza

La desgracia viene fina

Se destila, se destila

Poco a poco

La mano oscura, ventruda, chispeante

Acaricia

Las almas son mías

-se dice-

Mientras seduce maníaca mente.

Al hombre le suda la frente

- Dios te bendiga, hija.

En el cuellito la garra desnuda fue a parar

El otro corrió.

- Papito, papito… Le destrozó el corazón.

El hombre lloraba:

La familia en el cielo se reunía

La madre que presentía

El pecho se le ahogaba

Lágrimas rompieron el polvo

Un trueno seco, muy hondo

Era el grito de la bestia asustada.

Todo negro, muy negro,

La conciencia también

Se marchaba en un tren que va

Al final del infierno

“Ya maté a tus hijos;

ven a buscarlos ya”.

Oh mi Señor

Rara criatura

Es el hombre

Peleando contra natura

Sus dientes explotaron

Mordieron tus almas puras;

Entonces apretó el gatillo

Al tiempo

Que cantaban los grillos

Las serpientes morían

Se asustaba la arpía

- Adiós hijitos míos…

Asidos los cuerpos yacían

Asados los rincones de todo el lugar

Sus almas volaban

Los niños sonreían

Los ángeles sollozaban

Seguro, así de oscura era la nada

Antes de hacer explosión.

Los vidrios en el suelo

Imposible recoger

No hay algún consuelo

Para aquella moribunda mujer

Que en el alma aullaba

Sin dolor siquiera.

Le arrancaron los ojos

Le trituraron el alma,

El hombre que amó

O que aún ama

La mató,

En vida muerta está.

- Sólo quiero estar con ellos…

- Ven amor aquí te esperamos…

Entonces se alzó el fuego

(El fósforo y la gasolina copularon

Tanto odio y dolor detonaron)

Un padre mató a sus dos pequeños hijos

Vah, una noticia más

Pudiera ser un poema

o

Un mal sueño

¡Ojalá!

No hay comentarios: