martes, 13 de diciembre de 2011

La lucha teórica


Por Juan Manuel Sivira
La lucha Teórica constituye el mecanismo más expedito, el medio del que debe valerse todo revolucionario para desenmascarar a cuanto oportunista, reformista y revisionista de oficio pretenda infiltrarse en el seno del pueblo (trabajadores, y demás explotados) para embotar su conciencia y desviarlo del curso revolucionario. Consecuentemente, a través de ella es como podremos posesionar una Teoría auténticamente revolucionaria en dicho seno.  De ella debemos valernos entonces…
Si los trabajadores y demás explotados no se hacen de una Teoría auténticamente revolucionaria, de una cultura eficaz y revolucionaria; si, no son educados política e ideológicamente –por los intelectuales revolucionarios–, para que adquieran experiencia y habilidad profesional; para que ensanchen su horizonte y conocimientos; para que logren convertirse en revolucionarios profesionales, jamás podrán enfrentar con éxito a su enemigo histórico de clase (la burguesía), curtido en el arte de manipular y crear espejismos: de engañar –para lo cual tiene a la orden del día todo un arsenal mediático, incluidos sus chupa tinta pagados: intelectuales al servicio de la reacción–; bajo esa perspectiva, el combate estaría perdido a priori. Por tanto es menester “imponer”,  mediante el debate, una Teoría auténticamente revolucionaria en el seno de los trabajadores y demás explotados. Y, ¿de dónde deviene tan perentoria necesidad? Del hecho cierto de que:SIN TEORÍA REVOLUCIONARIA TAMPOCO PUEDE HABER MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO. Sí, sin una Teoría auténticamente revolucionaria los trabajadores y demás explotados se ven obligados a transitar a tientas el pedregoso camino de la revolución; y todo Movimiento suyo se tornaría inseguro, frágil. Para que dichos trabajadores y sus aliados puedan emprender y coronar la revolución Socialista deben Moverse revolucionariamente. Pues, no todo Movimiento es revolucionario; sólo lo es el que está impregnado de una Teoría y de una Ética profundamente revolucionarias: tanto el Movimiento Político (entendido como partido revolucionario) como el Movimiento de los Políticos (incluidos los jefes políticos, los intelectuales revolucionarios, los obreros…) deben impregnarse de ambas. Si es que están dispuestos a asumir el Socialismo de hecho y no de palabra.
La Lucha Teórica no constituye nada nuevo: data de tiempos otrora; ha sido una constante en nuestro devenir histórico; y tiene que ser así –dialécticamente-, más aun, cuando de la construcción Socialista: el establecimiento de la Dictadura del Proletariado, se trata. Antes tocó el turno a los padres del Socialismo científico, Marx y Engels; tocó a ellos entablar una ardua Lucha contra cuanto bicho raro, trajeado de revolucionario, intentara, valiéndose de un discurso “Socialista”, sembrar confusión en el seno de los trabajadores para embotar sus conciencias y desviarlos del curso revolucionario, de la Lucha revolucionaria; y lanzarlos al Reformismo, confirmación de las Relaciones de Poder capitalistas. Luego fue Lenin, el discípulo más connotado de aquéllos, quien hubo de salirle al paso a tanto detritus ideológico portado y vertido por los “nuevos” agentes de la contrarrevolución. Sabía Lenin que los verdaderos enemigos del Socialismo son aquellos que haciéndose pasar por Socialistas, encubriéndose con una fraseología “Socialista”, no hacen sino verter sus vómitos reformistas entre las masas trabajadoras para confundirlas: alejarlas cada vez más del Socialismo. Vale decir que estos señores, difusores de “ardientes” discursos “Socialistas”, no hacen sino de agentes de la burguesía en el seno del pueblo…
Baste recordar las innumerables batallas libradas por estos colosos de la historia y de la humanidad, tendientes a combatir el veneno ideológico, el oportunismo; el reformismo, etc., vertido imperceptiblemente por los mencionados agentes en el seno de las masas trabajadoras, a través de su muy variada literatura “revolucionaria”; a través de sus “magistrales” discursos y “ardientes” llamados “revolucionarios” dizque para incorporarlas a la Lucha por el “Socialismo”. Así surgió: La Crítica del Programa de Gotha, Miseria de la Filosofía, El Anti-Dühring, La Ideología Alemana; ¿Qué hacer?, Contribución a la Dictadura del Proletariado, entre otras.
Según los mencionados agentes (contrarrevolucionarios), sus llamamientos no tenían otra finalidad que incorporar a las masas explotadas a la construcción “Socialista”. Pero, ¿qué había en realidad detrás de esos “ardientes” llamados? ¿Por qué hablaban de Socialismo rebajando su contenido científico y programático; sus principios revolucionarios: encandilando a las masas explotadas, para apartarlas de la Lucha revolucionaria?...
De allí que la Lucha Teórica fue y sigue siendo el arma principal que tiene todo revolucionario para desenmascarar a los promotores del Socialismo sin Socialismo, del seudo Socialismo; del Socialismo utópico: Socialismo para pendejos. Es por intermedio del debate, de la Lucha Teórica, como podremos detectar a esos reformistas, revisionistas y oportunistas de oficio; sólo por esa vía podremos apartarlos de los trabajadores, y evitar que sigan ejerciendo la terrible influencia que hasta ahora ejercen sobre ellos, en el mundo entero.
Una y otra vez surge la necesidad de conformar una Vanguardia auténticamente revolucionaria, que guíe a los trabajadores en su Lucha. Ahora, el partido que pretenda erigirse como tal deberá estar pertrechado de una Teoría verdaderamente revolucionaria; de una sociología científica y revolucionaria, como la legada por los padres del Socialismo, de lo contrario jamás estará en capacidad de guiar a las masas explotadas hacia su definitiva redención, tanto material como espiritual… No es posible que las masas explotadas conquisten el Socialismo sin ser educadas bajo una perspectiva revolucionaria; sin hacerse de una Teórica científica y revolucionaria. Sólo una Teoría de tal naturaleza podría permitirles elevar sus conciencias cotidianas al plano de conciencia Ético/Socialista; condición sin la cual jamás podrían, repito, arribar al Socialismo. Ahora, ¿quién está llamado, entonces, a proveerles esa Teoría: educarlas bajo esa perspectiva revolucionaria; pertrecharlas de una Teoría auténticamente revolucionaria; en el entendido que sólo una Teoría de tal calibre podría conllevarlas a asumir “prácticas” revolucionarias; a “Moverse” de manera revolucionaria; por aquello de que: SIN TEORÍA REVOLUCIONARIA TAMPOCO PUEDE  HABER MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO? Evidentemente que una Vanguardia auténticamente revolucionaria; una Vanguardia que se funda entre ellas para educarlas revolucionariamente: alentarlas para el combate, elevando sus conciencias cotidianas al plano de conciencia revolucionaria.
La fraseología: SIN TEORÍA REVOLUCIONARIA TAMPOCO PUEDE HABER MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO constituye para nosotros, los comunistas, un axioma; no así para los izquierdistas de “nuevo” cuño: reformistas, revisionistas y oportunistas de toda laya. Estos especímenes aunque la invoquen frecuentemente, jamás la asumen con rigor científico y auténticamente revolucionario; para ellos constituye sólo una visa para traficar con el engaño; es el camuflaje del que se valen para encubrir sus precariedades y desviaciones ideológicas: su mala conciencia Ética.
Nuestro Lenin hubo de recurrir a dicha fraseología reiteradamente, pero ¿por qué; y en que momento histórico? En el momento en que los agentes de que hablamos antes sembraban confusión en el seno de los trabajadores y demás explotados. A los que lanzaban frecuentemente a militar en las filas del culto a la espontaneidad y el economismo; consideraban estos especímenes que dichos trabajadores debían “organizarse” espontáneamente, al margen de intelectuales revolucionarios y de las organizaciones revolucionarias. Para luchar por sus reivindicaciones económicas. Por tanto no requerían ni de organizaciones revolucionarias ni de educación política alguna; siendo así, los intelectuales revolucionarios estaban sobrando; consecuentemente, no debía establecerse vínculo alguno entre éstos y aquéllos: espontaneismo puro y consumado! ¿Cómo podrían los trabajadores ensanchar su espectro político; como podrían adquirir destreza para la Lucha revolucionaria; como podrían convertirse en revolucionarios profesionales: en cuadros políticos revolucionarios? ¿Cómo podrían éstos advertir el antagonismo existente entre sus intereses y el sistema económico y social imperante: el capitalismo? Sabido es que la lucha económica a lo sumo conlleva a las masas trabajadoras a advertir el antagonismo existente entre ellas y sus patronos (públicos y privados). Sólo la Lucha política liberadora podría conllevarlas a advertir tal fenómeno; y para ello requieren de una muy sustanciada educación política y revolucionaria que les permita hacerse de una conciencia profundamente revolucionaria. Y son los intelectuales revolucionarios, pertenecientes a las organizaciones revolucionarias, los que tienen la obligación Ética y revolucionaria de proveérselas. De allí a la conquista del Socialismo: el establecimiento de la Dictadura del Proletariado, sólo queda un paso…
Fueron esas las razones que conllevaron al genial líder de la revolución bolchevique: Lenin, a enfrentar resueltamente tales tendencias, por considerarlas nocivas para el crecimiento y desarrollo de la conciencia revolucionaria de las masas trabajadoras; y por erigirse en traba para la revolución misma; para el Socialismo científico: la Dictadura del Proletariado.
Cuando decimos que SIN TEORÍA REVOLUCIONARIA TAMPOCO PUEDE HABER MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO no queremos sino decir que si no somos capaces de posesionar en el seno de las huestes revolucionarias una Teoría auténticamente revolucionaria jamás podríamos arribar al Socialismo.
Los devotos del culto a la espontaneidad; los auspiciadotes del economismo –entre ellos los voceros del pretendido Socialismo “del” siglo XXI– niegan o menoscaban la Lucha Teórica; estos señores no hacen sino arroparse con el manto de las harto repetidas consignas: “Inventamos o Erramos”,  “Ni Calco ni Copia”…, sólo que de manera mecánica y sustrayéndolas de su contexto histórico/social. Postura ésta que desemboca en el más rancio oportunismo; y contraviene abiertamente los principios programático-teóricos que fundamentan al Socialismo Científico, al Materialismo Dialéctico y al Comunismo (legado de Marx, Engels y Lenin).
En resumidas cuentas; y como diría Lenin: …“El Socialismo desde que se hizo ciencia exige que se le trate como tal…”
Prohibido seguir postergando el debate político-ideológico, la Lucha Teórica!
¡Hasta la Victoria Socialista!
Prof. Juan Manuel Sivira

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