Por Juan Manuel Sivira
La lucha Teórica constituye
el mecanismo más expedito, el medio del que debe valerse todo revolucionario para
desenmascarar a cuanto oportunista, reformista y revisionista de oficio pretenda
infiltrarse en el seno del pueblo (trabajadores, y demás explotados) para embotar
su conciencia y desviarlo del curso revolucionario. Consecuentemente, a través
de ella es como podremos posesionar una Teoría auténticamente revolucionaria en
dicho seno. De ella debemos valernos
entonces…
Si los trabajadores y demás
explotados no se hacen de una Teoría auténticamente revolucionaria, de una
cultura eficaz y revolucionaria; si, no son educados política e ideológicamente
–por los intelectuales revolucionarios–, para que adquieran experiencia y
habilidad profesional; para que ensanchen su horizonte y conocimientos; para
que logren convertirse en revolucionarios profesionales, jamás podrán enfrentar
con éxito a su enemigo histórico de clase (la burguesía), curtido en el arte de
manipular y crear espejismos: de engañar –para lo cual tiene a la orden del día
todo un arsenal mediático, incluidos sus chupa tinta pagados: intelectuales al
servicio de la reacción–; bajo esa perspectiva, el combate estaría perdido a
priori. Por tanto es menester “imponer”, mediante el debate, una Teoría auténticamente revolucionaria
en el seno de los trabajadores y demás explotados. Y, ¿de dónde deviene tan perentoria
necesidad? Del hecho cierto de que: “SIN
TEORÍA REVOLUCIONARIA TAMPOCO PUEDE HABER MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO”. Sí,
sin una Teoría auténticamente revolucionaria los trabajadores y demás
explotados se ven obligados a transitar a tientas el pedregoso camino de la
revolución; y todo Movimiento suyo
se tornaría inseguro, frágil. Para que dichos trabajadores y sus aliados puedan
emprender y coronar la revolución Socialista deben Moverse revolucionariamente. Pues, no todo Movimiento es revolucionario; sólo lo es el que está impregnado de
una Teoría y de una Ética profundamente revolucionarias: tanto el Movimiento Político
(entendido como partido revolucionario) como el Movimiento de los Políticos
(incluidos los jefes políticos, los intelectuales revolucionarios, los
obreros…) deben impregnarse de ambas. Si es que están dispuestos a asumir el
Socialismo de hecho y no de palabra.
La Lucha Teórica no
constituye nada nuevo: data de tiempos otrora; ha sido una constante en nuestro
devenir histórico; y tiene que ser así –dialécticamente-, más aun, cuando de la
construcción Socialista: el establecimiento de la Dictadura del
Proletariado, se trata. Antes tocó el turno a los padres del Socialismo
científico, Marx y Engels; tocó a ellos entablar una ardua Lucha contra cuanto
bicho raro, trajeado de revolucionario, intentara, valiéndose de un discurso “Socialista”,
sembrar confusión en el seno de los trabajadores para embotar sus conciencias y
desviarlos del curso revolucionario, de la Lucha revolucionaria; y lanzarlos al Reformismo,
confirmación de las Relaciones de Poder capitalistas. Luego fue Lenin, el
discípulo más connotado de aquéllos, quien hubo de salirle al paso a tanto
detritus ideológico portado y vertido por los “nuevos” agentes de la
contrarrevolución. Sabía Lenin que los verdaderos enemigos del Socialismo son
aquellos que haciéndose pasar por Socialistas, encubriéndose con una fraseología
“Socialista”, no hacen sino verter sus vómitos reformistas entre las masas
trabajadoras para confundirlas: alejarlas cada vez más del Socialismo. Vale
decir que estos señores, difusores de “ardientes” discursos “Socialistas”, no
hacen sino de agentes de la burguesía en el seno del pueblo…
Baste recordar las
innumerables batallas libradas por estos colosos de la historia y de la
humanidad, tendientes a combatir el veneno ideológico, el oportunismo; el
reformismo, etc., vertido imperceptiblemente por los mencionados agentes en el
seno de las masas trabajadoras, a través de su muy variada literatura
“revolucionaria”; a través de sus “magistrales” discursos y “ardientes” llamados
“revolucionarios” dizque para incorporarlas a la Lucha por el “Socialismo”.
Así surgió: La Crítica
del Programa de Gotha, Miseria de la Filosofía, El Anti-Dühring, La Ideología Alemana;
¿Qué hacer?, Contribución a la
Dictadura del Proletariado, entre otras.
Según los mencionados
agentes (contrarrevolucionarios), sus llamamientos no tenían otra finalidad que
incorporar a las masas explotadas a la construcción “Socialista”. Pero, ¿qué
había en realidad detrás de esos “ardientes” llamados? ¿Por qué hablaban de
Socialismo rebajando su contenido científico y programático; sus principios
revolucionarios: encandilando a las masas explotadas, para apartarlas de la Lucha revolucionaria?...
De allí que la Lucha
Teórica fue y sigue siendo el arma principal que tiene
todo revolucionario para desenmascarar a los promotores del Socialismo sin Socialismo,
del seudo Socialismo; del Socialismo utópico: Socialismo para pendejos. Es por
intermedio del debate, de la
Lucha Teórica,
como podremos detectar a esos reformistas, revisionistas y oportunistas de
oficio; sólo por esa vía podremos apartarlos de los trabajadores, y evitar que sigan
ejerciendo la terrible influencia que hasta ahora ejercen sobre ellos, en el
mundo entero.
Una y otra vez surge la
necesidad de conformar una Vanguardia auténticamente revolucionaria, que guíe a
los trabajadores en su Lucha. Ahora, el partido que pretenda erigirse como tal
deberá estar pertrechado de una Teoría verdaderamente revolucionaria; de una
sociología científica y revolucionaria, como la legada por los padres del
Socialismo, de lo contrario jamás estará en capacidad de guiar a las masas
explotadas hacia su definitiva redención, tanto material como espiritual… No es
posible que las masas explotadas conquisten el Socialismo sin ser educadas bajo
una perspectiva revolucionaria; sin hacerse de una Teórica científica y revolucionaria.
Sólo una Teoría de tal naturaleza podría permitirles elevar sus conciencias
cotidianas al plano de conciencia Ético/Socialista; condición sin la cual jamás
podrían, repito, arribar al Socialismo. Ahora, ¿quién está llamado, entonces, a
proveerles esa Teoría: educarlas bajo esa perspectiva revolucionaria; pertrecharlas
de una Teoría auténticamente revolucionaria; en el entendido que sólo una Teoría
de tal calibre podría conllevarlas a asumir “prácticas” revolucionarias; a “Moverse”
de manera revolucionaria; por aquello de que: “SIN TEORÍA REVOLUCIONARIA TAMPOCO PUEDE HABER MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO”? Evidentemente
que una Vanguardia auténticamente revolucionaria; una Vanguardia que se funda
entre ellas para educarlas revolucionariamente: alentarlas para el combate,
elevando sus conciencias cotidianas al plano de conciencia revolucionaria.
La fraseología: “SIN TEORÍA REVOLUCIONARIA TAMPOCO PUEDE
HABER MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO” constituye para nosotros, los
comunistas, un axioma; no así para los izquierdistas de “nuevo” cuño:
reformistas, revisionistas y oportunistas de toda laya. Estos especímenes
aunque la invoquen frecuentemente, jamás la asumen con rigor científico y auténticamente
revolucionario; para ellos constituye sólo una visa para traficar con el engaño;
es el camuflaje del que se valen para encubrir sus precariedades y desviaciones
ideológicas: su mala conciencia Ética.
Nuestro Lenin hubo de
recurrir a dicha fraseología reiteradamente, pero ¿por qué; y en que momento
histórico? En el momento en que los agentes de que hablamos antes sembraban
confusión en el seno de los trabajadores y demás explotados. A los que lanzaban
frecuentemente a militar en las filas del culto a la espontaneidad y el
economismo; consideraban estos especímenes que dichos trabajadores debían “organizarse”
espontáneamente, al margen de intelectuales revolucionarios y de las
organizaciones revolucionarias. Para luchar por sus reivindicaciones económicas.
Por tanto no requerían ni de organizaciones revolucionarias ni de educación política
alguna; siendo así, los intelectuales revolucionarios estaban sobrando; consecuentemente,
no debía establecerse vínculo alguno entre éstos y aquéllos: espontaneismo puro
y consumado! ¿Cómo podrían los trabajadores ensanchar su espectro político;
como podrían adquirir destreza para la
Lucha revolucionaria; como podrían convertirse en
revolucionarios profesionales: en cuadros políticos revolucionarios? ¿Cómo
podrían éstos advertir el antagonismo existente entre sus intereses y el sistema
económico y social imperante: el capitalismo? Sabido es que la lucha económica
a lo sumo conlleva a las masas trabajadoras a advertir el antagonismo existente
entre ellas y sus patronos (públicos y privados). Sólo la Lucha política liberadora
podría conllevarlas a advertir tal fenómeno; y para ello requieren de una muy
sustanciada educación política y revolucionaria que les permita hacerse de una
conciencia profundamente revolucionaria. Y son los intelectuales
revolucionarios, pertenecientes a las organizaciones revolucionarias, los que
tienen la obligación Ética y revolucionaria de proveérselas. De allí a la
conquista del Socialismo: el establecimiento de la Dictadura del
Proletariado, sólo queda un paso…
Fueron esas las razones que
conllevaron al genial líder de la revolución bolchevique: Lenin, a enfrentar
resueltamente tales tendencias, por considerarlas nocivas para el crecimiento y
desarrollo de la conciencia revolucionaria de las masas trabajadoras; y por
erigirse en traba para la revolución misma; para el Socialismo científico: la Dictadura del
Proletariado.
Cuando decimos que “SIN TEORÍA REVOLUCIONARIA TAMPOCO PUEDE
HABER MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO” no queremos sino decir que si no somos
capaces de posesionar en el seno de las huestes revolucionarias una Teoría auténticamente
revolucionaria jamás podríamos arribar al Socialismo.
Los devotos del culto a la espontaneidad; los auspiciadotes
del economismo –entre ellos los voceros del pretendido Socialismo “del” siglo
XXI– niegan o menoscaban la
Lucha Teórica;
estos señores no hacen sino arroparse con el manto de las harto repetidas consignas:
“Inventamos o Erramos”, “Ni Calco ni Copia”…,
sólo que de manera mecánica y sustrayéndolas de su contexto histórico/social. Postura
ésta que desemboca en el más rancio oportunismo; y contraviene abiertamente los
principios programático-teóricos que fundamentan al Socialismo Científico, al
Materialismo Dialéctico y al Comunismo (legado de Marx, Engels y Lenin).
En resumidas cuentas; y como
diría Lenin: …“El Socialismo desde que se hizo ciencia exige que se le trate
como tal…”
Prohibido seguir postergando
el debate político-ideológico, la Lucha Teórica!
¡Hasta la Victoria Socialista!
Prof. Juan Manuel Sivira
No hay comentarios:
Publicar un comentario