Texto: Ángel Alberto Morillo
Educación, periodismo y cultura, definirían con exactitud a este egregio maestro, quien con tesón y empeño se ha ganado un puesto en las páginas de la historia literaria del estado Zulia. Su lucha por el buen uso de lengua española ha sido incansable: decenas de libros, centenares de escritos, talleres formativos, diseño de un Diccionario Múltiple de la Lengua , participación en diversos programas de radio y televisión, columnas en reconocidos periódicos, conferenciante, miembro directivo de la asociación de escritores y Acervo histórico del estado Zulia, doctor honoris causa de la Universidad del Zulia, le han dado los suficientes méritos para formar parte de la Academia Venezolana de la lengua en calidad de miembro de número.
El llano lo trajo al mundo… Zaraza, un pueblo del estado Guárico, fue su cuna; pero, desde 1957, Maracaibo le abrió sus puertas para sembrar su corazón en la tierra de Baralt, Udón, Elías y Urdaneta. El Instituto Pedagógico de Caracas lo “ordenó” en la especialidad de castellano, literatura y latín. Desde entonces ha hecho su apostolado, principalmente, en la educación y en medios de comunicación regionales como nacionales.
AAM: ¿De dónde surge la iniciativa por dedicarse a la defensa de la lengua española?
TBS: Primero, por la formación que me dieron mis maestros. En primaria, don Juan Manuel Coa, un hombre muy versado en gramática. En el Pedagógico de Caracas recibí la cercana influencia de dos grandes filólogos: Don Ángel Rosenblat y el padre Pedro Pablo Barnola, además de la fraterna amistad con Alexis Márquez Rodríguez. Estoy convencido de que contribuir, aunque sea en mínimo grado, a la conservación de nuestro idioma es una de las tareas más nobles a que puede dedicar sus afanes un intelectual.
AAM: ¿Cuál ha sido la clave de su éxito?
TBS: Si es que algún éxito he tenido, ha sido desde luego por la perseverancia, la humildad, el estudio constante y el deseo de ser útil a mis alumnos y a los hablantes de nuestro español. La conciencia de que el castellano es uno de los vehículos comunicacionales más poderosos, extendido por cuatro continentes y hablado por 450 millones de seres, y que, por lo tanto, es necesario que preservemos su unidad, su adecuado uso con propiedad y corrección. El convencimiento de que el maestro no debe permitir que sus palabras y sus enseñanzas se evaporen en las cuatro paredes de las aulas, sino que perduren en la noble forma del libro y se extiendan en el tiempo.
AAM: La Academia Venezolana de la Lengua lo incluyó como miembro activo, ¿puede describir cómo se dio ese proceso de admisión?
TBS: Inicialmente fue una petición de la Asociación de Escritores del Zulia, presidida en ese momento por el poeta Manuel Martínez Acuña. Se dio luego un proceso de observación y evaluación de mi obra y luego fui formalmente propuesto por cuatro académicos de gran prestigio: Héctor Pedreáñez Trejo, Alexis Márquez Rodríguez, Manuel Bermúdez y Francisco Javier Pérez. A ellos les estaré siempre agradecido. Represento al estado Zulia en esa docta institución. Procuro hacerlo con la mayor dignidad.
Los tiempos cambian. El reloj se detiene, y para muchos intelectuales de la generación de Tito Balza, la tecnología, tan necesaria al mundo moderno, se convierte en un óbice. Sin embargo, el correo electrónico y los blogs se han aliado a su batalla emancipadora por la defensa del idioma.
AAM: Ante el auge de las nuevas tecnologías, ¿cuáles son los desafíos de los escritores y escritoras de cara al surgimiento de la llamada literatura digital o ciberliteratura?
TBS: Mucho se habla de la desaparición del libro, sustituido por estas formas novedosas de la tecnología. No creo que habrá una sustitución sino una coexistencia. Quizás mi opinión se deba a que pertenezco a la cultura del libro escrito, del libro de papel. Para mí, jamás es igual leer un texto en la placa brillante del computador, que el contacto físico y tierno con el libro. El término libro viene del latín liber, ‘árbol, interior de la corteza de los vegetales, película’, porque fue ésta la primera materia utilizada por los antiguos para escribir. Como bien se ve -aunque se utilizaron, luego, diferentes materiales-, su génesis más remota está ligada al árbol, y del árbol tomó las características esenciales. Permítame decir aquí lo que en una de mis conferencias dije: “Como el árbol, es el mejor y más útil compañero del hombre. Si el árbol cuida, generoso y humilde, de la existencia física del hombre, él, humilde y generoso, fortalece su vida interior, su riqueza espiritual; si el árbol nos da cobijo, sombra y solaz, él refresca y endulza nuestras horas de solaz y meditación; si el árbol alimenta nuestro cuerpo, él alimenta nuestra mente, la nutre y fortalece; si el árbol es el amigo silencioso al que siempre podemos echar mano y sólo nos pide, cuando más, la dádiva fresca del riego, él, paciente y silencioso, nos espera siempre en la quietud de los anaqueles y sólo nos pide la caricia de la mano que descorra sus páginas, el brillo de unos ojos que recorra sus intrincados caminos de líneas paralelas, como si las regara de luz.” Lo que el escritor no debe hacer es negarse al paso del tiempo ni desaprovechar las variadas formas que la tecnología ofrece.
AAM: El uso de nuevas tecnologías, las conversaciones en línea, en fin, la explosión informativa generada desde todos los flancos a través de Internet ha producido, ciertamente, una evolución o readaptación del idioma español, ¿hasta qué punto este proceso es positivo o no? ¿Realmente se ha decretado la muerte de idioma o, al contrario, renacimiento del idioma?
TBS: Desde luego, debe ser motivo de preocupación la serie de incorrecciones, de errores ortográficos, de abreviaturas arbitrarias, de violencia contra la sintaxis, que estas modernas formas comunicacionales producen en el chateo, en los mensajes televisivos; pero no debemos desesperarnos ni escandalizarnos. La historia misma de la lengua nos tranquiliza. Ella siempre se adapta, asimila y somete los desvíos a su psicología, estructura y normativa. Sí debemos plantear con toda claridad y firmeza que los padres, maestros y orientadores lingüísticos tenemos una gran responsabilidad y jugamos un papel fundamental: Si enseñamos bien el español, si formamos bien a nuestros hijos y alumnos, a una persona buena conocedora de su lengua, difícilmente alguien podrá desviársela o contaminársela; por el contrario, al ignorante cualquiera se la cambia y lo peor es que ni cuenta se da de que se la han cambiado.
Durante años capitaneó la dirección de la Asociación de Escritores y apoyó al Círculo Literario Juvenil. En antaño el movimiento literario zuliano fue muy prolífico, Apocalipsis, A 40 º Bajo Sombra, pero ahora…
AAM: ¿Considera que el movimiento literario juvenil zuliano ha mermado? ¿Por qué?
TBS: Sin duda. Pareciera que ahora hay menos preocupación en la juventud por la literatura, la lectura y las artes, en general. Creo que la causa de esto está en lo planteado en la pregunta anterior: Menos seriedad, disciplina y profundidad en la enseñanza y el estudio de la lengua, por una parte, y, por la otra, el deslumbramiento y la alienación de los jóvenes ante los atractivos de la absorbente tecnología. De nuevo aquí debe estar la labor paciente de los educadores y la actitud generosa de los intelectuales mayores para atraer, entusiasmar y guiar a las nuevas generaciones hacia los senderos de la literatura, de la poesía y, en general, de las artes: Deben fundarse clubes, sesiones de lectura, concursos juveniles…
AAM: Se dice que detrás de la desaparición de algunos movimientos literarios zulianos, verbigracia, Apocalipsis, se ha cernido un hálito oscuro y misterioso signado por suicidios, muertes en extrañas circunstancias, ¿cuál sería su interpretación ante estos sucesos inexplicables?
TBS: Es cierto que un destino trágico ha signado la vida de entrañables amigos pertenecientes, fundamentalmente, al Grupo Apocalipsis: Laurencio Sánchez Palomares, Alfredo Áñez Medina, Atilio Storey Ríchardson, Miyó Vestrini, César David Rincón. No me gusta opinar sobre la vida personal, y menos, como en este caso se trata, de personas desaparecidas, con algunas de las cuales tuve amistad fraterna. No creo en fatalismos ni soy supersticioso. Me parece que esos espíritus tan selectos cultivaron con mucho entusiasmo el surrealismo y las corrientes vanguardistas, se empaparon de las lecturas de Lautremont, Apollinaire, Rimbaud, Pound, Saint-John Perse y otros, desarrollaron una hipersensibilidad que los incapacitó para actuar acompasadamente con el duro y oscuro mundo pragmático de la actual sociedad venezolana.
AAM: ¿Cuál es la concepción filosófica y ontológica que, a su criterio, debería tener la literatura zuliana, venezolana y latinoamericana?
TBS: Uno de los problemas que conforman los grandes conglomerados humanos, económica y socialmente autosuficientes es la tendencia al aislamiento. La literatura zuliana debe superar el parroquianismo y abrirse a las grandes corrientes de la intelectualidad y la filosofía universales. La literatura que se cultive en Latinoamérica además de aspirar a la más alta calidad debe ser responsable y solidaria con los grandes problemas de nuestros pueblos. El intelectual no debe ceder su obligado papel de guía y orientador.
AAM: Estamos frente a desafíos generados por la dinámica de la sociedad moderna latinoamericana y mundial, ¿cuál debería ser el papel de los escritores y escritoras?
TBS: Como ya lo he planteado debe aspirarse a la renovación, la interacción, la calidad y la perfección para poder ser competitivos, sin olvidar la responsabilidad que, como intelectuales, tienen para con sus pueblos.
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