martes, 27 de julio de 2010

Notículas de español

De Tito Balza Santaella

En los ambientes políticos, ejecutivos y comunicacionales de nuestra sociedad, se está haciendo común el uso del adjetivo puntual con el extraño significado de específico, concreto o definido. Así se oye: El Presidente enfocó los aspectos puntuales del problema, Ésta es una cuestión puntual, No hablemos de generalidades, vayamos a lo puntual.

         Puntual es un viejo adjetivo de la lengua, documentado desde antes del siglo XIII, tanto en textos literarios como en registros de vocabulario. Proviene del latín punctum e hizo su entrada en el caudal del castellano simultáneamente con el sustantivo punto. No es un real derivado de punto y, por eso, no acoge totalmente la extensa y variada carga semántica que este sustantivo cubre. Téngase presente que el DRAE-2001 le asigna a punto más de 47 acepciones fundamentales, amén de todo el cuadro de aplicaciones circunstanciales.
         
Nada tiene que ver puntual, por ejemplo, con significaciones básicas de punto, como sitio y lugar, el asunto o la materia de que se trata en un discurso; sino que aparece en el siglo XII con la acepción de ‘pronto, diligente, exacto en hacer las cosas a su tiempo’; desde el siglo XVI, se aproxima a ‘indubitable, que hace las cosas a tiempo’; y desde el siglo XVIII, se identifica con ‘conforme, conveniente, adecuado’. Su cuadro sinonímico, pues, se contrae a: preciso, matemático, exacto, pertinente, regular, formal, asiduo, estricto, metódico, etc.
       
  La preocupación por este desvío significativo, arriba planteado,  interesa ya a los estudiosos de la lengua en España. El Libro de Estilo del gran diario El País de Madrid, séptima edición, octubre de 1990, pág. 346, recomienda a sus redactores: “Se suele hablar de propuestas o aspectos puntuales, en lugar de citar aspectos concretos. Esa acepción de puntual no es castellana”; y, por su parte, Fernando Corripio en su Diccionario de dudas e incorrecciones del idioma, México, 1988, pág. 450, opina: “Cuestión puntual, es incorrecto. Dígase: cuestión pertinente o particular”.

.o0o.

         Es error común escribir ingerencia con -g-. Los que así lo hacen creen que esta palabra se deriva de ingerir o que tiene algo que ver con gerencia. Ingerir proviene del latín ingerere, significa ‘introducir por la boca la comida, bebida o medicamentos’ y da como derivados sustantivos ingestión e ingesta. Gerente es un sustantivo del género común que significa: ’Persona que dirige los negocios y lleva la firma en una sociedad o empresa , con arreglo a su constitución’. Mientras que injerencia se escribe con -j-, porque viene del verbo injerirse, latín inserere, cuya cuarta acepción, que es la que aquí  interesa, es ‘entremeterse, introducirse en una dependencia o negocio’. Se habla bien cuando se dice: No tuvo ninguna injerencia en ese asunto, La injerencia del general complicó la situación.

No hay comentarios: