A L. Riquelme
Todas alguna vez han sido
traicionadas por la Riquelme
Quien al vértigo de las
sombras queda descubierta
Las líneas del tiempo son
imposibles borrarlas
Aunque de divina presente
esté a los ojos
Por dentro se quema
Como los dioses griegos
en el olvido.
Su desnudez es un impulso
rápido
De la impotencia
Pobre criatura
No sabe aún del pecado
original
Ignora siglos de
costumbre
Condena a la sastrería global
A unas cuantas raciones
diarias
De cajitas felices.
Que me perdone
Aunque jamás lo sepa
Que es un sueño venéreo
Con faces de etéreo
Venidas en sobres y
afiches
Para la gente inculta.
Por Ángel Alberto Morillo
Por Ángel Alberto Morillo
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