Publicado el 17 de noviembre de
2011
Por Amy Goodman
Apenas pasada la 1 de la
madrugada del martes recibimos la noticia de que la policía de la ciudad de
Nueva York estaba haciendo una redada en el campamento de Occupy Wall Street.
Fuimos rápidamente con el equipo de noticias de Democracy Now! hasta Zuccotti
Park, ahora bautizado Plaza de la Libertad. Cientos de policías antidisturbios
ya habían rodeado el área. Mientras la policía destrozaba las carpas,
trabajadores de limpieza de la ciudad lanzaban las pertenencias de los
manifestantes a los camiones de basura. Más allá de las barricadas, en el
centro del parque, entre 200 y 300 personas se tomaban de los brazos formando
una cadena humana y se negaban a ceder el espacio que habían ocupado durante
casi dos meses. Fueron esposados y arrestados uno a uno.
Los pocos miembros de la prensa
que logramos atravesar las barreras policiales fuimos enviados al área asignada
a los periodistas, al otro lado de la calle frente al Zuccotti Park. Cuando
nuestras cámaras comenzaron a grabar, estacionaron dos autobuses delante para
impedirnos ver lo que sucedía del otro lado. Mis compañeros y yo logramos pasar
entre los autobuses e ingresar al parque tras atravesar una montaña de carpas
desarmadas, toldos y sobres de dormir. La policía casi logra impedir que los
medios vean la destrucción.
Entre una pila de cosas
amontonadas vimos una biblioteca destrozada. Ya dentro del parque encontré un
libro en el suelo. Tenía inscripta la sigla “OWSL” de Occupy Wall Street
Library, también conocida como la Biblioteca del Pueblo, una de las principales
instituciones que había surgido de la dinámica democrática del movimiento.
Según los últimos datos de los que se tenía registro, la biblioteca contaba con
un total de 5.000 libros recibidos a través de donaciones. El que encontré
entre los escombros de la democracia que estaba siendo arrojada a la basura fue
“Nueva visita a un mundo feliz”, de Aldous Huxley.
A medida que avanzaba la noche
aumentaba la ironía de haber hallado el libro de Huxley. Lo escribió en 1958,
casi 30 años después de su famosa novela distópica “Un mundo feliz”. La obra
original describía una sociedad del futuro donde la gente estaba estratificada
entre pudientes y desposeídos. A los habitantes del “mundo feliz” se les
proporcionaba placer, distracción, publicidad y drogas intoxicantes para
volverlos complacientes: un mundo de perfecto consumismo donde las clases bajas
hacían todo el trabajo para la élite.
“Nueva visita a un mundo feliz”
fue el ensayo de Huxley en respuesta a la velocidad en que observó que la
sociedad moderna se dirigía hacia ese futuro desolador. Haberme topado con ese
libro no podía ser más pertinente: el campamento, que había sido motivado en
gran medida por la oposición a la supremacía del comercio y la globalización,
estaba siendo destruido.
Huxley escribió en su libro: “La
Gran Empresa, hecha posible por el avance de la tecnología y la consiguiente ruina
de la Pequeña Empresa, suele ser gobernada por el Estado, es decir, por un
reducido grupo de jefes de partido y los soldados, policías y funcionarios
públicos que cumplen sus órdenes. Una democracia capitalista, como la de los
Estados Unidos, suele ser gobernada por lo que el profesor C. Wright Mills ha
llamado la Élite del Poder”. Y continúa: “Esta Élite del Poder procura
directamente ocupación en sus fábricas, oficinas y comercios a varios millones
de los trabajadores del país, domina a muchos millones más prestándoles dinero
para la compra de lo que ella produce y, como dueña de los medios de
comunicación en masa, influye en el pensar, el sentir y el obrar de
virtualmente todo el mundo”.
Uno de los trabajadores
voluntarios de la Biblioteca del Pueblo, Stephen Boyer, estaba allí cuando
allanaron el parque. Tras evitar ser arrestado y brindar primeros auxilios a
sus compañeros, escribió: “Destruyeron todo lo que trajimos al parque. Nuestra
hermosa biblioteca fue destruida. Nuestra colección de 5.000 libros
desapareció. Nuestra carpa, que fue una donación, también fue destruida al
igual que todo el esfuerzo que hicimos para levantarla”.
Poco después, la oficina del
alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, publicó una foto de una mesa con
algunos libros y afirmó que los libros fueron bien conservados. Mientras tanto,
la Biblioteca del Pueblo escribía el siguiente mensaje en tweeter: “Estamos
contentos de ver que algunos libros están en buen estado. Ahora bien, ¿dónde
están el resto de los libros y nuestra carpa y nuestras cajas?”. La carpa había
sido donada a la biblioteca por la ganadora del Premio Nacional del Libro y
leyenda del rock Patti Smith.
Muchos otros sitios de protesta
del movimiento Occupy en otras ciudades fueron allanados recientemente. La alcaldesa
de Oakland, Jean Quan, confesó a la BBC que había participado en una
conferencia telefónica junto a los alcaldes de otras 18 ciudades para hablar de
la situación. Otro informe de prensa observó que el FBI y el Departamento de
Seguridad Nacional habían asesorado a las autoridades de las ciudades.
Un juez del estado de Nueva York
falló el martes a favor del desalojo y dictaminó que los manifestantes no
pueden regresar al Parque Zuccotti ni con sus sobres de dormir ni con sus
carpas. Tras el fallo, un abogado constitucionalista me envió un mensaje de
texto que decía: “Solo recuerda: el movimiento está en las calles. Los
tribunales siempre son el último recurso”. O como canta Patti Smith: “El pueblo
tiene el poder”.
Denis Moynihan colaboró en la
producción periodística de esta columna.
© 2011 Amy Goodman
Texto
en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español,
spanish@democracynow.org
Amy
Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se
emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en
más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el
sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos",
editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
DISPONIBLE EN http://www.democracynow.org/es/blog/2011/11/17/occupy_wall_street_y_el_nuevo_mundo_feliz
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